Resistencia aeróbica: base de tu rendimiento

La resistencia aeróbica es la capacidad de mantener un esfuerzo prolongado sin agotarte, esencial para rendir al máximo en cada etapa de un Partido o Entrenamiento. Mejorar tu fondo te permitirá no sólo correr más kilómetros, sino llegar fresco a la jugada decisiva. Para desarrollarla, sigue este plan:

  1. Carrera continua moderada
    Realiza trotes de 30–45 minutos al 60–70 % de tu frecuencia cardíaca máxima (FCM). Mantén un ritmo estable que te permita hablar con dificultad, pero sin quedarte sin aliento. Hazlo dos veces por semana.
  2. Fartlek
    Alterna tramos de carrera suave con sprints de 20–30 segundos. Ejemplo: 5 min de trote + 30 s a máxima velocidad + 3 min trote, repite 6 veces. El cambio constante de intensidad entrena tu corazón y pulmones para las demandas del Juego.
  3. Entrenamiento en cuestas
    Busca una pendiente de 100–150 m. Corre subiendo al 80 % FCM y baja trotando suave para recuperar. Completa 6–8 repeticiones. Trabaja la fuerza de piernas y mejora el retorno venoso.
  4. Rodajes largos de base
    Una vez al mes haz una sesión de 60–90 min a ritmo suave (50–60 % FCM). Estos rodajes construyen cimientos sólidos antes de empezar bloques más intensos.
  5. Evaluación periódica
    Cada 4–6 semanas realiza un test de Cooper (correr todo lo que puedas en 12 min). Compara distancias para medir tu progreso.

Consejos clave:

  • Controla tu pulso con pulsómetro o smartwatch.
  • Hidratación y nutrición antes y después de cada sesión: carbohidratos complejos y proteínas ligeras.
  • Descansa al menos un día completo tras entrenamientos de alta carga.

Al integrar estos ejercicios, tu cuerpo aprenderá a gestionar mejor el oxígeno, retrasar la fatiga y mantener intensidad constante hasta el pitido final. Una resistencia aeróbica de élite marcará la diferencia en tus desplazamientos, presiones y carreras de apoyo.